Los cinco sentidos: ¿cuál te define a ti y a tu hijo/a?

Los sentidos son el medio fundamental del que disponemos para organizar las señales que recibimos del mundo que nos rodea, y que todos nosotros, desde el nacimiento, poseemos un sentido de orientación principal -tacto, vista, oído o gusto/olfato.
[Priscilla Dunstan]

Los sentidos son el mecanismo fisiológico que nos permiten percibir, conocer, comunicar y conectar con lo que está a nuestro alrededor, con el mundo, y también protegernos de ello si fuera necesario. Se clasifican en cinco: oído, vista, gusto, olfato y tacto. Cada uno de ellos reciben estímulos que los envían en forma de señales a nuestro sistema nervioso. A partir de aquí, se establece un flujo de información continua.

Gracias a estos sentidos podemos explorar, experimentar, interpretar y comprender el mundo. Pero esto no ocurre solo cuando somos adultos, sino que este proceso comienza siendo bebés. Esto no quiere decir que los demás sentidos estén inactivos y no los utilicemos. Ni mucho menos. Los sentidos funcionan como canales a través de los cuales recibimos la información. Y, dependiendo de nuestro canal predominante, así será nuestra manera de comunicarnos con el mundo que nos rodea.

Ahora bien, ¿cuál es mi sentido predominante y el de mi hijo/a? Es muy revelador detectar cuál es tu sentido o canal predominante, ya que te ayudará a comunicarte mejor con los demás, a conocerte mejor a ti mismo y poder establecer una relación más plena con tu hijo/a. A partir de aquí seguro que comprenderás mejor el comportamiento o las conductas de tu hijo/a que, hasta ahora, eran todo un misterio para ti o que simplemente lo estabas interpretando como hiperactividad, hipersensibilidad, timidez, mal comportamiento… Dependiendo de cuál sea nuestro sentido predominante, así será nuestra orientación hacia el mundo y, como padres, cambiará por completo la manera de relacionarnos con los más pequeños. Los sentidos o canales de información que vamos a tratar son: auditivo, visual, táctil y gusto/olfativo. Este sentido dominante afecta a todo lo que sucede en nuestro día a día: cómo asimilamos la información y la procesamos, cómo aprendemos, cómo interactuamos con los demás, cómo experimentamos y respondemos a nuestras necesidades, cómo comunicamos esas necesidades a los que nos rodean, etc.

No hay nada más gratificante en la vida que el vínculo entre padres, madres e hijos/as. Caminar juntos en este proceso de crecimiento es fantástico y más cuando conocemos un poco mejor cómo gestionarlo y, lo más importante, cómo adecuarlo a la personalidad y forma de comunicación de los más pequeños. La mayoría de los conflictos diarios entre padres, madres e hijos/as derivan de un vacío en la comunicación. Si logramos identificar el sentido dominante de nuestro hijo/a, estableceremos una mejor comunicación, construiremos una base sólida en la relación y aportarás la energía necesaria para que tu hijo/a crezca emocional, mental y físicamente. Y esto mismo ocurre en mis clases y, como educadora, el detectar el canal de mis alumnos y familias me permite una mejor comunicación a través de la música.

Con este artículo pretendo darte alguna pincelada sobre este tema tan apasionante.

La información que va a continuación está sacada, literalmente, del libro Los cinco sentidos del niño: descubre cuál define a tu hijo de Priscilla J. Dunstan. Ella expone una serie de cualidades o características típicas de cada canal o sentido dominante y los ordena en grupos de edades en respuesta a las capacidades que desarrollo típicas de casa etapa: de 0-12 meses; de 12-36 meses; y de 3-5 años. Pero hay mucha más información. Aquí te muestro una definición genérica que da de cada uno de los canales:

  • Auditivo: Para los niños/as auditivos, el sonido es su primer punto de búsqueda de información sobre todo en lo que constituye su entorno: personas, lugares, objetos… Se percatan del tono de voz de las personas, les gustan o disgustan determinados lugares según lo ruidosos que sean, les encanta experimentar con sonidos y responden bien a la música. Vocalizan todos sus sentimientos y, cuando son mayores, los verbalizan: se están enfadados, gritan; si están tristes, lloran con fuerza, y si se sienten felices ríen bulliciosamente. La secuencia de acontecimientos es importante para los niños auditivos, que siempre buscan orden y modelos; les gusta conocer el avance paso a paso de cualquier actividad y quieren saber de antemano la agenda del día. Tienen una mentalidad lógica y matemática.
  • Visual: Los niños/as visuales se relacionan ante todo con el mundo a través de lo que ven. Aprenden mirando cómo tú haces las cosas y te imitan; suelen aprender a leer con mayor facilidad que los niños con otros sentidos dominantes y responden bien a las cartulinas didácticas. Se distraen con facilidad con los cambios que aparecen en la televisión, con el ordenador, el gentío, los entornos caóticos y con cualquier cambio que sufran las cosas a las que están acostumbrados. Lo que ven es el mensaje que captan: si ven una cara enfadada, se asustan; una cara feliz les hace también sentirse felices, etc. Suele gustarles el orden y disfrutan organizando los juguetes por color, forma, tamaño o cualquier otro criterio que ellos decidan y que tal vez sea invisible para ti.
  • Táctil: Los niños/as táctiles experimentan el mundo físicamente, por lo que necesitan algún tipo de estimulación física para adquirir memoria. Puede ser mediante un estímulo externo, como ser tocado, o mediante un estímulo creado por él mismo, como gatear. Cuando están felices, saltan; cuando están tristes necesitan mimos, y si están enfadados o excitados, dan empujones. Los niños táctiles suelen aprender a gatear y a caminar antes que los niños de otros grupos sensoriales; sus habilidades de motricidad fina tienden también a ir algo por delante de la de los demás niños; necesitan mucho contacto físico y apoyo, así como mimos para sentirse seguros; a menudo quieren dormir con sus padres, pues no les gusta estar solos. Y tienden a aprender al ir haciendo.
  • Gusto/Olfativo: Estos niños/as captan la información de una manera en apariencia inconsciente, como por intuición, pero parte de lo que captan -olores, por ejemplo- está basado en los sentidos. Todo el mundo emana un olor y este tipo de niños suele responder de forma muy marcada a los olores de la gente, lo que puede influir en sus sentimientos sobre las personas (aun cuando esos olores pueden ser tan sutiles que ni usted ni yo los notemos). Estos niños dividen instintivamente a la gente en buena y mala, agradable y desagradable, y pueden resultar bastante intransigentes una vez que han tomado su decisión. Habrá personas que le gusten y otras que no, pero muy poca cosa más entre medias.

¿Qué papel puede tener la música en este tema? La música es una de las artes más completas que existen y una excelente herramienta de comunicación y aprendizaje, pues es capaz de encontrar la vía idónea para llegar a cualquiera de los canales o sentidos. La música no solo se escucha y se canta, sino que se puede tocar, danzar, visualizar, oler e incluso saborear. Puedes crear todo tipo de dinámicas o experiencias que permitan que la música en sí misma llegue a personas auditivas, visuales, táctiles y gusto/olfativas. Una melodía no solo se puede escuchar y cantar (auditivo), también se puede acompañar con una danza, recrearla con objetos, interpretarla con instrumentos (visual y táctil) y además brinda la oportunidad de poder interactuar, despertar y explorar con emociones y sensaciones, crear olores o sabores (gusto/olfativo).

El timbre de una voz o un instrumento, la línea melódica de una canción, las dinámicas, tempos o intensidades…; el movimiento del cuerpo, el tacto de un pañuelo o tela, el percutir de un pandero o triángulo, el juego de palmas o percusiones corporales…; los colores brillantes de un paracaídas que vuela y se mueve con la música, el movimiento de los brazos y las manos, la sonrisa de tus familiares y compañeros, la forma de un instrumento y cómo produce sonidos…; el olor del aula, ayudar a tu hermanito pequeño o a un compañero, sentir un ambiente de alegría y compartida con música, que una canción pueda oler o tener un sabor mágico… La música aporta un enorme abanico de oportunidades y opciones para llegar a todos: pequeños y adultos. Disfrutemos de ello.