La música transmite emociones y abre horizontes hacia nuevas oportunidades de aprendizaje.
En las sesiones, la voz será el principal instrumento. La riqueza y experiencias sonoras vendrán de la mano de las melodías, recitados rítmicos y grabaciones sonoras, mientras que el aprendizaje y conocimiento del lenguaje musical se hará a través de los patrones rítmicos y melódicos, que funcionan como síntesis métrica y tonal de los recitados y melodías.
El silencio, por su parte, jugará un papel fundamental a la hora de respetar los ritmos de cada uno, asignar un tiempo para la asimilación de lo escuchado y crear espacios de transición en la acción en el aula.
Se brindan numerosos espacios de juego, experimentación y creación y además lo hacemos en grupo, facilitando a los más peques su relación, diversión y aprendizaje con otros iguales, compartiendo estas experiencias con sus familias, brindando la oportunidad a los adultos de volver a su infancia y poder vivirla junto a su peque.
Los instrumentos y objetos funcionarán como complementos en este proceso y serán el principal recurso para afianzar este trabajo.
El movimiento corporal, que dotará del desarrollo de la interpretación única de cada individuo, posibilitará también el trabajo en la fluidez frente a la precisión para afianzar el trabajo de la conciencia rítmica y del pulso, y también el trabajo con la métrica y fraseo para adquirir una conciencia sobre la estructura y desarrollo de la interpretación musical.