‘La meta no es hacer músicos profesionales. Si eso ocurre, bienvenido sea. Lo que es quizá mucho más importante es preparar al niño/a para sentirse a gusto con la música, mientras disfruta de la vida al máximo’ [Edwin Gordon]
Es maravilloso ver cómo los más pequeños crecen y evolucionan semana tras semana junto a sus familias. Las primeras sesiones son toda una experiencia nueva y cada niño/a reacciona de una manera distinta a la música y dinámicas que viven de primera mano: quietud, observación, exploración, nerviosismo, excitación… Reacciones que forman parte de una evolución natural que responde a las diferentes etapas de la educación musical desde los 0 a los 5 años aproximadamente. Este proceso se denomina audición preparatoria y no depende de la edad del niño/a sino del momento de su vida en el que entra en contacto con la educación musical. Todos los niños/as van progresando y pasando por cada una de estas etapas, pero no todos al mismo tiempo ni de la misma manera.
- Aculturación: el niño/a no es capaz de mantener la atención de manera continuada pero sí que es consciente de lo que escucha. La voz de su madre, padre y profesora serán su principal vehículo musical y cuanto más rico sea ese material musical, mejor. Las respuestas musicales no son las que el adulto espera pero lo más importante es que existan dichas respuestas, aunque no sean intencionadas.
- Imitación: las acciones del niño/a son más intencionadas ya que son más conscientes de lo que están escuchando. Observan y escuchan detenidamente e intentan imitar. En este momento es crucial la guía del adulto y la profesora para que su evolución sea firme.
- Asimilación: el niño/a ya es capaz de imitar de manera ajustada y poseen habilidades en la interpretación e improvisación de la música. Es más consciente del propio lenguaje de la música.
En esta etapa de audición preparatoria, los niños/as se benefician de que los papás y mamás cantan para ellos, posibilitando experiencias enriquecedoras que crean vínculos familiares y sociales muy importantes. No podemos pretender que los más pequeños sean capaces de reproducir las melodías y recitados rítmicos, pero sí registrarlos, responder a ellos o intentar imitarlos. Es así como comenzarán a expresar la música que van absorbiendo a través del balbuceo para los no verbales y con palabras sueltas para los ya verbales. Cuánto antes aparezcan estas repuestas, más musicales serán los niños/as a lo largo de su vida.
Muchas de las melodías, canciones, recitados, patrones melódicos y patrones rítmicos trabajados en las sesiones son desconocidas para todos, pero otras muchas no ya que también se trabaja con piezas que forman parte de nuestra tradición musical.
Toda y cada una de estas músicas serán pieza importante para que a medida que avancen las semanas y se perfeccionen las actividades, el grupo progrese y crezca con la música.